Mitos sobre los vehículos autónomos

Mitos sobre los vehículos autónomos

Los vehículos autónomos han generado mucho interés y debate, a menudo están rodeados de mitos y malentendidos. Estos vehículos son cada vez más una realidad, pero para su correcta integración en el entorno urbano es necesario desmentir algunos mitos sobre ellos.

El servicio de transporte privado que conecta pasajeros y conductores a través de una aplicación, puede provocar accidentes. Sin embargo, también tiene muchos beneficios.

Estas opiniones tan claras y contradictorias acentúan la división entre dos facciones. Por un lado, están aquellos que quieren bloquear el desarrollo de los vehículos automatizados. Por otro lado, están aquellos que quieren verlos en las calles de inmediato.

Sin duda, una tecnología de este tipo necesita apoyo en los momentos y las formas adecuadas. Y para explicar su desarrollo, es útil disipar estos mitos sobre estos vehículos.

¿Los autos autónomos se conducen solos?

Los vehículos autónomos están diseñados para conducir sin intervención humana en ciertas condiciones pero el grado de autonomía varía según la tecnología y el nivel de desarrollo. Existen diferentes niveles de autonomía, que se clasifican del 0 al 5 según la Sociedad de Ingenieros de Automoción (SAE):

  • Nivel 0: No hay automatización. El conductor humano tiene el control total del vehículo.

  • Nivel 1: Asistencia al conductor. El vehículo puede controlar ya sea la dirección o la velocidad, pero no ambos al mismo tiempo. Por ejemplo, el control de crucero adaptativo.

  • Nivel 2: Automatización parcial. El vehículo puede controlar tanto la dirección como la velocidad simultáneamente, pero el conductor debe estar atento y preparado para tomar el control en cualquier momento. Ejemplos incluyen sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS) como Tesla Autopilot.

  • Nivel 3: Automatización condicional. El vehículo puede manejar todas las funciones de conducción en ciertas condiciones, pero el conductor debe estar disponible para tomar el control cuando se lo solicite. Esto significa que el auto puede manejar situaciones específicas, como el tráfico en carretera, pero no en todas las condiciones.

  • Nivel 4: Alta automatización. El vehículo puede manejar todas las funciones de conducción en condiciones específicas y no requiere intervención humana en esas situaciones. Sin embargo, puede necesitar un conductor en otros entornos.

  • Nivel 5: Automatización completa. El vehículo puede operar en cualquier condición y no necesita intervención humana en absoluto. No se requiere volante ni pedales, ya que el vehículo puede manejarse completamente solo.

Los vehículos autónomos pueden "conducirse solos" hasta cierto grado, dependiendo del nivel de autonomía y las condiciones del entorno. Sin embargo, la mayoría de los vehículos automatizados que están disponibles actualmente en el mercado son de niveles 2 o 3, lo que significa que requieren supervisión y en algunos casos, intervención del conductor. La tecnología continúa evolucionando hacia niveles más altos de autonomía.

¿La seguridad es un problema que sólo concierne a los automóviles?

La seguridad no es un problema que concierne únicamente a los automóviles automatizados. Aunque los vehículos autónomos presentan desafíos y consideraciones únicas en términos de seguridad, los automóviles tradicionales también enfrentan problemas de seguridad significativos. Aquí hay algunos puntos a considerar:

Seguridad en Automóviles Tradicionales

La mayoría de los accidentes de tráfico son causados por errores humanos, como distracción, conducción bajo los efectos del alcohol, exceso de velocidad o fatiga. Estos factores afectan tanto a vehículos automatizados como a tradicionales.

La seguridad de todos los vehículos también depende de la calidad de la infraestructura vial, como señales de tráfico, iluminación y mantenimiento de carreteras. De hecho, la visibilidad y las condiciones del camino afectan la seguridad de todos los vehículos, ya sean autónomos o convencionales.

Seguridad en Vehículos Automatizados

Los vehículos autónomos dependen de software y tecnología avanzada, lo que introduce riesgos asociados con la ciberseguridad. Un ataque informático podría comprometer el funcionamiento seguro del vehículo. Los algoritmos que controlan los vehículos automatizados deben ser capaces de tomar decisiones rápidas en situaciones complejas, lo que plantea preguntas sobre cómo se programan esas decisiones y cómo se manejan situaciones imprevistas.

Estos deben interactuar con otros conductores y peatones, lo que puede ser complicado en situaciones donde las acciones humanas son impredecibles. La falta de regulaciones claras y estándares para la seguridad de los vehículos autónomos también es un desafío que no afecta a los vehículos tradicionales en la misma medida.

La seguridad es una preocupación integral que abarca tanto a los automóviles automatizados como a los tradicionales. Si bien estos vehículos presentan desafíos únicos, la seguridad vial es un tema amplio que involucra muchos factores, incluidos el comportamiento humano, la infraestructura y la tecnología. La mejora de la seguridad en la conducción requiere un enfoque holístico que considere todos estos aspectos.

¿La moral está antes que la tecnología?

Repensar el entorno de los autos autónomos significa desarrollar un sistema de infraestructuras más centralizado, en el que cada elemento se conecte con los elementos circundantes. En un sistema de este tipo, un automóvil autónomo sabrá de antemano si se está acercando a un semáforo, a un paso de peatones o a un accidente. Tendrá que ser capaz de elegir la mejor ruta y la más segura en función del tráfico, la meteorología y las condiciones de la carretera, que serán comunicadas por la infraestructura. 

Desarrollar este tipo de infraestructuras también significa crear una serie de barreras de seguridad que harán superflua la necesidad de dotar de moralidad al vehículo no tripulado, minimizando la posibilidad de peligro tanto para el coche como para los peatones. Un sistema de defensa en profundidad será, de hecho, capaz de tomar decisiones que eviten una posible emergencia.

Estamos en efecto, ante una transición histórica. En las calles, en los cielos, en los lugares de trabajo, incluso en nuestros hogares, estamos asistiendo a una revolución. Una revolución que cambiará para siempre la forma en que se presenta la sociedad. Y como siempre, ante los grandes cambios, lo que domina en un primer momento es el miedo a la novedad, a lo desconocido. La inseguridad generada por un futuro que se presenta de forma disruptiva, pero en el que nadie está inmerso todavía, que no se comprende ni se controla.

Toda gran innovación conlleva cambios profundos y necesita tiempo para asimilarse. Sobre todo, necesita reglas eficaces que permitan introducir esas innovaciones de forma gradual, combinando lo antiguo con lo nuevo y reduciendo al máximo los riesgos asociados, que en cualquier caso, no se pueden evitar por completo. En resumen, vehículos automatizados sí, pero sin prisas.

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