¿Cómo impulsar el transporte para un desarrollo socialmente inclusivo?

¿Cómo impulsar el transporte para un desarrollo socialmente inclusivo?
  • Martes, 27 de mayo de 2025
  • Guía

La movilidad es fundamental en la vida diaria. Si bien los patrones de viaje y los medios de transporte pueden variar, las personas, independientemente de su edad, género, nivel de ingresos, capacidad física, situación laboral o residencia urbana o rural, pueden trabajar, acceder a servicios públicos como la salud y la educación, adquirir bienes y servicios o participar en actividades sociales. Ofrecer servicios para transportarse que sean eficientes, de alta calidad, seguros, fiables y eficaces puede influir en la capacidad de mejorar las condiciones de vida, superar la pobreza y satisfacer incluso las necesidades más básicas. 

Esto es especialmente relevante para las poblaciones desfavorecidas, como las personas con discapacidad, las personas con discapacidad, los niños y las mujeres que enfrentan desafíos adicionales y para quienes los sistemas de movilidad a nivel mundial no satisfacen sus necesidades. Estos grupos desfavorecidos tienen mayor probabilidad que otros de experimentar mayores niveles de pobreza y niveles significativos de desventajas en la movilidad y barreras físicas en los sistemas de transportes. 

Desafíos para los grupos desfavorecidos

La incapacidad para acceder a los servicios de infraestructura de transporte, manifestada como barreras en el diseño de vehículos, espacios públicos, calles, estaciones, paradas de autobús, comunicación y empatía, puede exponer a los grupos vulnerables a cargas desproporcionadas de externalidades relacionadas con la movilidad. Debido a la falta de infraestructura y servicios públicos universalmente accesibles, las personas con discapacidad y los adultos mayores deben depender con frecuencia de transportes privados, como los taxis, que consumen una parte más significativa de su presupuesto. 

Las personas con discapacidad utilizan el transporte público un 33% menos que el resto de la población y toman taxis seis veces más que las personas sin discapacidad. 

Barreras que pueden causar inmovilidad entre las personas con discapacidad

La encuesta internacional sobre las necesidades y prioridades de transporte local de las personas con discapacidad, realizada en 39 países mostró que el número de personas con discapacidad que no se desplaza es mucho mayor que el de las personas sin discapacidad debido a diversas barreras en los sistemas de movilidad. En concreto, el 47 % mencionó la inaccesibilidad de los transportes públicos, el 35 % las actitudes negativas de los conductores y demás personal, el 26 % la falta de disponibilidad de transportes públicos en general y el 25 % las aceras irregulares o en mal estado, entre otras barreras que les impedían acceder a oportunidades.

La inmovilidad en personas con discapacidad puede ser causada por diversas barreras que se pueden clasificar en varias categorías

Barreras físicas

La falta de rampas, ascensores, pasillos estrechos y puertas que no son accesibles para sillas de ruedas. Por otro lado, los vehículos que no están adaptados para personas con movilidad reducida, como autobuses sin rampas o espacios reservados. Otro factor son las aceras en mal estado, falta de señales táctiles o visuales y obstáculos en el camino.

Barreras sociales

La estigmatización con actitudes negativas y prejuicios hacia las personas con discapacidad que pueden llevar a su exclusión social. La falta de concienciación por desconocimiento sobre las necesidades y capacidades de las personas con discapacidad, lo que puede resultar en una falta de apoyo y oportunidades.

Barreras comunicativas

El acceso a la información por falta de materiales en formatos accesibles (braille, lenguaje de señas, subtítulos) que impiden la plena participación en actividades sociales y culturales. También la tecnología que cuenta con herramientas y dispositivos que no son accesibles o que no cuentan con adaptaciones necesarias.

Barreras institucionales

Por políticas públicas inadecuadas, debido a la falta de leyes y regulaciones que garanticen la accesibilidad y la inclusión de personas con discapacidad en todos los ámbitos de la vida. También la falta de servicios adecuados, puesto que la escasez de programas de rehabilitación, atención médica y servicios de apoyo que faciliten la movilidad y la independencia.

Barreras económicas

Los costos de adaptación son de altos costos asociados con la modificación de viviendas, adquisición de dispositivos de asistencia o transporte adaptado. Sumado a ello, el desempleo, que ocasiona dificultades para acceder al mercado laboral, lo que limita los recursos económicos para superar otras barreras.

Barreras psicológicas

La autoestima y motivación, debido a la percepción negativa sobre la propia capacidad puede llevar a la falta de iniciativa para buscar soluciones o adaptaciones necesarias. Por otro lado, la ansiedad y miedo, pues son temores relacionados con la movilidad en espacios públicos o el uso de transportes adaptados.

Superar estas barreras requiere un enfoque integral que incluya la colaboración entre gobiernos, organizaciones, comunidades y personas con discapacidad para crear un entorno más inclusivo y accesible. Si bien los servicios especializados de para-tránsito pueden ser una medida provisional útil en casos de limitaciones en los sistemas movilidad pública, cuando una persona con una discapacidad grave no puede acceder al transporte público, la prioridad debe ser hacer accesible todo el servicio de movilidad debido a los beneficios adicionales que ofrece una mayor accesibilidad para todos (padres con cochecitos, niños pequeños, personas mayores, entre otros). 

La accesibilidad universal a los diversos transportes es necesaria para que las personas, no solo con discapacidad, tengan acceso a oportunidades y servicios. 

Para mejorar el diagnóstico de la accesibilidad del transporte y los sistemas del mismo en América Latina y el Caribe, se necesita un mayor compromiso con el cumplimiento de las normas de accesibilidad universal. 

El transporte urbano debe ser neutral

El género es uno de los determinantes sociodemográficos más importantes de los patrones de viaje de las mujeres. Estas suelen realizar más viajes diarios y es más probable que viajen acompañadas. Además, dado que las mujeres tienden a asumir una parte desproporcionada del trabajo doméstico en comparación con los hombres, las limitaciones de tiempo que genera este desequilibrio reducen su tiempo de desplazamiento y limitan su acceso al mercado laboral y a otras oportunidades. 

Muchas ciudades han tomado medidas para abordar las desigualdades de género en el transporte y hacerlo más inclusivo para las mujeres mediante la implementación de diversas iniciativas como subsidios de movilidad específicos para mujeres. 

Aún hay margen de mejora a pesar de los esfuerzos regionales para cerrar las brechas de género. Se requieren mayores esfuerzos para recopilar y analizar datos de movilidad con una perspectiva de género. 

La movilidad y la accesibilidad urbanas son esenciales para una vida digna y el pleno desarrollo de las personas y las sociedades. La capacidad de desplazarse y acceder a un transporte eficiente, asequible y seguro son vías clave para acceder a la educación, la atención médica, el empleo, la participación en la vida cívica y en última instancia, para reducir la pobreza y la desigualdad. Priorizar la agenda de inclusión social en las políticas de movilidad urbana exige un enfoque holístico que considere tanto la infraestructura física como los servicios utilizados durante el viaje, considerando también a las poblaciones vulnerables.

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